Bajo una intensa presión para resolver los problemas de la infraestructura económica faltante en Puerto Rico, el Presidente Donald Trump ha hecho a un lado los planes para apoyarse en Wall Street, como se sabe ya ampliamente. “El eje de Trump sobre infraestructura puede poner a Wall Street de patitas en la calle”, decía el encabezado de un análisis publicado por Fox Business News el pasado 29 de septiembre. Pero lo que Fox Business quiere decir por “poner de patitas en la calle” a Wall Street, es que el asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, nombró a D.J. Gribben como Asistente Especial del Presidente para Programas de Infraestructura; Gribben viene de desempeñarse como jefe de relaciones gubernamentales de la firma Macquarie Corp., en donde se hizo famoso por sus propuestas de privatización y muy mala infraestructura. Eso no es más que otra artimaña de Wall Street y de la City de Londres.
“Trump está totalmente comprometido con un programa de construcción de infraestructura a gran escala; no es ningún librecambista ni doctrinario de la austeridad como muchos miembros de la Cámara de Representantes”, le dijo a EIR un contacto con dos años ligado a la campaña de Trump y a la Casa Blanca. “Él abandonó por completo el modelo de los PPP”, los mentados programas público privado. “El Presidente sabe muy bien de un buen número de PPPs que no han funcionado. El vicepresidente Pence no consiguió nada en Indiana con este enfoque. Así que no está pensando realmente en eso ahora. Él quiere cavilar más el enfoque del financiamiento público y desarrollar un plan. Puerto Rico puede ser parte de esto, aunque se tiene que planificar de inmediato”, agregó la fuente. Por falta de una idea sobre financiamiento, dijo, la legislación sobre un banco de infraestructura ha quedado relegado en las prioridades del Presidente detrás de las “reformas” a la ley de atención médica y de la reforma fiscal, señaló.
Ahora el Presidente se encuentra debatiendo acalorada y públicamente sobre el financiamiento de la infraestructura. En un discurso que dio ante la Asociación Nacional de Manufactureros el viernes 29 de septiembre, dijo que “nunca hemos visto una situación como esta. En última instancia, el gobierno de Puerto Rico tendrá que trabajar con nosotros para determinar como se va a financiar y organizar este enorme esfuerzo de reconstrucción —que terminará siendo uno de los más grandes que se haya hecho nunca— y que vamos a hacer con la tremenda cantidad de deuda existente que ya tiene la isla”.
Una muestra de la liviandad con que informa sobre las declaraciones de Trump, la prensa que mantiene su campaña en contra, es el titular que le dio NBC News a esas declaraciones de Trump: “El gobierno de Trump no promete arreglar la infraestructura de PR”.
En realidad, el Presidente Trump es el único que habla del fatal fardo de la deuda de Puerto Rico, que es igual en términos per cápita, que la de Grecia, lo cual ha sometido al territorio de la isla a una destrucción económica y humana como la que ha sufrido Grecia en años recientes, mucho antes que llegara el huracán Maria. Todos esos involucrados en tratar de que ese fardo sea más pesado, en particular el Presidente Obama y sus patrocinadores, guardaron silencio sobre el sufrimiento de Puerto Rico hasta que, después del huracán, encontraron una oportunidad para tratar de culpar a Trump.
La “idea financiera” que Trump tiene que encontrar es la de una institución de crédito nacional hamiltoniano. Y va a tener que vincular a Estados Unidos a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, de China. Van a encontrar un motivo muy particular para cooperar en la construcción de nueva infraestructura en Puerto Rico, que se encuentra directamente en la Ruta de la Seda Marítima, desde Gibraltar hasta el Canal de Panamá.
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